Higiene y desinfección
Lávate las manos con frecuencia con un desinfectante de manos a base de alcohol o con agua y jabón. No hace falta utilizar jabones desinfectantes, el jabón corriente de manos, sea sólido o líquido es suficiente. Lo importante es la duración de la fricción, debe ser como mínimo de 40 – 60 segundos.
Evita tocarte los ojos, la nariz y la boca.
Adopta medidas de higiene respiratoria: al toser o estornudar, cúbrete la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo; tira el pañuelo inmediatamente y lávate las manos con un desinfectante de manos a base de alcohol, o con agua y jabón.
En cuanto a la desinfección de espacios y superficies, los mayores focos de infección son los lugares que más frecuentamos. Hay que prestar especial atención a los siguientes “puntos calientes”, que debes desinfectar habitualmente: pomos, pasamanos y barandillas; grifos del baño y de la cocina; interruptores de la luz; aparatos electrónicos como el mando del televisor, el móvil o la tablet; los espacios de trabajo como el escritorio, el ordenador y sus accesorios.
Además, también es necesario tomar ciertas precauciones al llegar a casa. Nada más entrar, es importante lavarse bien las manos y dejar los zapatos en el recibidor, para que el suelo no se convierta en otro elemento de contagio.
Mascarillas
Las mascarillas tienen dos funciones básicas: proteger a otras personas de la contaminación de nuestra saliva y proteger la nariz y la boca de la contaminación de la saliva de otras personas. Hay que considerarlas como una medida de protección adicional, siempre que se utilicen correctamente, pero no sustituyen las medidas de prevención más efectivas: la distancia de seguridad respecto de otras personas y la higiene de manos frecuente.
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¿Qué mascarillas protegen contra la COVID-19?
Las más básicas son las mascarillas quirúrgicas. Evitan que las personas que las llevan puestas transmitan agentes infecciosos. Son de un solo uso y, por tanto, no se pueden reutilizar.
Las mascarillas autofiltrantes son las que ofrecen mayor protección contra el coronavirus, porque no sólo evitan que las personas que las llevan transmitan la infección, sino que también las protegen del contagio. Las hay de tres tipos, en función del porcentaje de protección que ofrecen ante estas partículas: FFP1 (las menos efectivas), FFP2 y FFP3 (las más efectivas). Sólo son reutilizables si están marcadas con la letra R y, además, en la mayoría de casos, tienen fecha de caducidad.
Las mascarillas caseras no sustituyen las anteriores, pero sí pueden tener una función higiénica y de barrera para contribuir a impedir la propagación de las gotitas respiratorias que expulsamos cuando tosemos, estornudamos o hablamos.
El escudo facial es otra opción para reducir la transmisión a nivel comunitario y está pensado como barrera, especialmente ante actos reflejos como tocarse la cara. Su uso es compatible con la utilización de mascarillas de protección respiratoria.
Antes de ponerse la mascarilla, tienes que:
- Lavarte las manos con agua y jabón o con una solución hidroalcohólica.
- Colocarla de manera que cubra bien la boca y la nariz, sin espacios entre la cara y la mascarilla, sólo lo suficiente para poder respirar.
Una vez puesta:
- No debes tocarla.
- Si la tocas, lávate bien las manos.
A la hora de quitársela, tienes que:
- Hacerlo desde la parte trasera o desde las cintas que la sujetan, sin tocar la parte que pueda estar contaminada.
- Tirarla en una bolsa cerrada, si es de un solo uso.
- Si es una mascarilla de tela, lavarla a 60 °C.
- Antes y después, lávate las manos con agua y jabón o con una solución hidroalcohólica.
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Distanciamiento social
Respeta la distancia física personal de seguridad de 1,5 metros, tanto en espacios cerrados como al aire libre, con aquellas personas con las que no convives, aunque sean familiares o amigos.
Evita espacios concurridos, donde sea difícil mantener la distancia interpersonal y se puedan producir aglomeraciones.
Se recomienda limitar la vida social, manteniendo los grupos de convivencia habitual lo más estables posible y procurando reducir los contactos sociales diarios para evitar la multiplicación de posibles cadenas de transmisión. Si celebras reuniones familiares y actividades sociales, hazlo preferentemente con las personas con las que mantienes una relación y un contacto cercanos de forma muy habitual y, si es posible, al aire libre.