Los coronavirus son una familia de virus muy extensa que causan afecciones muy diversas, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) o el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV).
Los coronavirus se pueden contagiar de los animales a las personas, entre animales y entre personas.
Los individuos que se infectan suelen tener fiebre y síntomas respiratorios. En los casos más graves puede existir neumonía, insuficiencia renal e, incluso, la muerte.
Las personas pueden contraer el virus de la COVID-19 por contacto con otra que esté infectada. La enfermedad pasa de persona a persona a través de las pequeñas gotas que salen expelidas por la nariz o la boca de una persona infectada al toser, estornudar o hablar.
Una persona puede contraer el virus si inhala esas pequeñas gotas, y por ello es tan importante mantener una distancia de seguridad de al menos un metro de distancia de los demás.
A pesar de que no hay evidencias sólidas de transmisión por contacto con el virus tocando superficies donde se haya depositado, como mesas, sillas, pomos y barandillas, la OMS recomienda desinfectar todas las superficies y objetos de forma regular.
Los grupos vulnerables a la enfermedad por coronavirus son las personas mayores de 60 años y aquellas diagnosticadas de hipertensión arterial, diabetes, enfermedades cardiovasculares o pulmonares crónicas, cáncer, inmunodeficientes y mujeres embarazadas por el principio de precaución.
También son más vulnerables las que viven en instituciones cerradas, como las personas mayores en residencias. Personas que fuman o padecen obesidad también parecen tener mayor riesgo de enfermar.
Es poco probable pero los científicos aún están estudiando esta cuestión.