¿Qué es el coronavirus?
Los coronavirus son una familia de virus muy extensa que causan afecciones muy diversas, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) o el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV).
¿Cuáles son los síntomas de la COVID-19?
Los síntomas más habituales de la Covid-19 son la fiebre, la tos seca y el cansancio. Otros síntomas menos frecuentes que afectan a algunos pacientes son los dolores y molestias, la congestión nasal, el dolor de cabeza, la conjuntivitis, el dolor de garganta, la diarrea, la pérdida del gusto o el olfato y las erupciones cutáneas o cambios de color en los dedos de las manos o los pies.
La mayoría de las personas (alrededor del 80%) se recuperan de la enfermedad sin necesidad de tratamiento hospitalario, pero se calcula que 1 de cada 5 personas afectadas acaba presentando un cuadro grave y experimenta dificultades para respirar. Las personas mayores y las que padecen afecciones médicas previas como hipertensión arterial, problemas cardíacos o pulmonares, diabetes o cáncer tienen más probabilidades de presentar complicaciones graves.
De media, las personas que se contagian empiezan a presentar síntomas en un plazo de 5 a 6 días, pero pueden tardar hasta 14.
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¿Cómo podemos tratar la COVID-19?
Hasta el momento no existe ningún medicamento específico para la enfermedad. Hay decenas de investigaciones en todo el mundo para desarrollar vacunas efectivas y multitud de ensayos clínicos sobre medicamentos o combinaciones de medicamentos para tratar a las personas infectadas, pero de momento ninguno se ha demostrado completamente eficaz. Por eso, las medidas de higiene, distancia social y uso de mascarilla son tan importantes.
El coronavirus en el mundo
A principios de noviembre, el total de casos confirmados de coronavirus en el mundo es de 45 millones de personas. 30,3 millones de personas se han curado, mientras que la cifra de muertos se eleva a más de 1,1 millones de personas. El país con más casos confirmados son Estados Unidos (8,9 millones), seguidos de la India (8M) y Brasil (5,4 Millones). Rusia ha superado los 1,5 millones de contagios, mientras que Francia o España han superado el millón de contagios. El país con más muertes por coronavirus es de nuevo Estados Unidos (228.000), seguido de Brasil (158.000) e India (121.000). Fuente: OMS.
¿De dónde viene la COVID-19?
El origen de la COVID-19 no está claro aunque lo más probable es que tenga un origen animal. Un estudio liderado por el científico Maciej F. Boni, concluye que lo más probable es que el virus de una población de murciélagos de Yunnan, en el sureste de China, saltase directamente a los humanos en noviembre de 2019.
¿Cómo se contagia la COVID-19?
Las personas pueden contraer el virus de la COVID-19 por contacto con otra que esté infectada. La enfermedad pasa de persona a persona a través de las pequeñas gotas que salen expelidas por la nariz o la boca de una persona infectada al toser, estornudar o hablar. Una persona puede contraer el virus si inhala esas pequeñas gotas, y por ello es tan importante mantener una distancia de seguridad de al menos un metro de distancia de los demás.
¿Existe algún Tratamiento para la COVID-19?
Hasta el momento no existe una vacuna contra la COVID-19 ni ningún medicamento que cure la enfermedad. El Remdesivir se ha demostrado útil en el tratamiento de pacientes leves, moderados y graves. La hidroxicloroquina, por el contrario, no ha demostrado su utilidad como tratamiento contra la COVID-19 mientras que tampoco se ha demostrado beneficio clínico para los inhibidores de la proteasa del VIH usados habitualmente para tratar el VIH en adultos y población pediátrica. Además hay diversos agentes inmunosupresores cuya eficacia aún se está probando.
¿Cuales son las medidas de prevención contra la COVID-19?
Higiene y desinfección
Lávate las manos con frecuencia con un desinfectante de manos a base de alcohol o con agua y jabón. No hace falta utilizar jabones desinfectantes, el jabón corriente de manos, sea sólido o líquido es suficiente. Lo importante es la duración de la fricción, debe ser como mínimo de 40 – 60 segundos.
Evita tocarte los ojos, la nariz y la boca.
Adopta medidas de higiene respiratoria: al toser o estornudar, cúbrete la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo; tira el pañuelo inmediatamente y lávate las manos con un desinfectante de manos a base de alcohol, o con agua y jabón.
En cuanto a la desinfección de espacios y superficies, los mayores focos de infección son los lugares que más frecuentamos. Hay que prestar especial atención a los siguientes “puntos calientes”, que debes desinfectar habitualmente: pomos, pasamanos y barandillas; grifos del baño y de la cocina; interruptores de la luz; aparatos electrónicos como el mando del televisor, el móvil o la tablet; los espacios de trabajo como el escritorio, el ordenador y sus accesorios.Además, también es necesario tomar ciertas precauciones al llegar a casa. Nada más entrar, es importante lavarse bien las manos y dejar los zapatos en el recibidor, para que el suelo no se convierta en otro elemento de contagio.
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Mascarillas
Las mascarillas tienen dos funciones básicas: proteger a otras personas de la contaminación de nuestra saliva y proteger la nariz y la boca de la contaminación de la saliva de otras personas. Hay que considerarlas como una medida de protección adicional, siempre que se utilicen correctamente, pero no sustituyen las medidas de prevención más efectivas: la distancia de seguridad respecto de otras personas y la higiene de manos frecuente.
Las más básicas son las mascarillas quirúrgicas. Evitan que las personas que las llevan puestas transmitan agentes infecciosos. Son de un solo uso y, por tanto, no se pueden reutilizar.
Las mascarillas autofiltrantes son las que ofrecen mayor protección contra el coronavirus, porque no sólo evitan que las personas que las llevan transmitan la infección, sino que también las protegen del contagio. Las hay de tres tipos, en función del porcentaje de protección que ofrecen ante estas partículas: FFP1 (las menos efectivas), FFP2 y FFP3 (las más efectivas). Sólo son reutilizables si están marcadas con la letra R y, además, en la mayoría de casos, tienen fecha de caducidad.
Las mascarillas caseras no sustituyen las anteriores, pero sí pueden tener una función higiénica y de barrera para contribuir a impedir la propagación de las gotitas respiratorias que expulsamos cuando tosemos, estornudamos o hablamos.
El escudo facial es otra opción para reducir la transmisión a nivel comunitario y está pensado como barrera, especialmente ante actos reflejos como tocarse la cara. Su uso es compatible con la utilización de mascarillas de protección respiratoria.
Antes de ponerse la mascarilla, tienes que:
- Lavarte las manos con agua y jabón o con una solución hidroalcohólica.
- Colocarla de manera que cubra bien la boca y la nariz, sin espacios entre la cara y la mascarilla, sólo lo suficiente para poder respirar.
Una vez puesta:
- No debes tocarla.
- Si la tocas, lávate bien las manos.
A la hora de quitársela, tienes que:
- Hacerlo desde la parte trasera o desde las cintas que la sujetan, sin tocar la parte que pueda estar contaminada.
- Tirarla en una bolsa cerrada, si es de un solo uso.
- Si es una mascarilla de tela, lavarla a 60 °C.
- Antes y después, lávate las manos con agua y jabón o con una solución hidroalcohólica.
Distanciamiento social
Respeta la distancia física personal de seguridad de 1,5 metros, tanto en espacios cerrados como al aire libre, con aquellas personas con las que no convives, aunque sean familiares o amigos.
Evita espacios concurridos, donde sea difícil mantener la distancia interpersonal y se puedan producir aglomeraciones.
Se recomienda limitar la vida social, manteniendo los grupos de convivencia habitual lo más estables posible y procurando reducir los contactos sociales diarios para evitar la multiplicación de posibles cadenas de transmisión. Si celebras reuniones familiares y actividades sociales, hazlo preferentemente con las personas con las que mantienes una relación y un contacto cercanos de forma muy habitual y, si es posible, al aire libre.
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¿Cómo saber si tengo o he tenido la COVID-19?
Hoy en día existen principalmente tres pruebas para detectar si una persona está o ha estado infectada por la Covid-19: la PCR, la más fiable, que detecta y cuantifica el virus; y dos test que detectan anticuerpos si la persona ha estado contagiada.
- PCR. Se trata de una prueba que detecta el material genético del virus. En las personas con síntomas compatibles con la Covid-19, una PCR positiva permite identificarlas y aislarlas. Se realiza con una muestra de la nariz y la garganta, que el profesional sanitario extrae con la ayuda de un bastoncillo. Los resultados son altamente fiables pero los resultados pueden tardar horas.
- Test serológico. Se trata de una prueba que permite la detección de anticuerpos contra el virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, en la sangre. Es decir, en la prueba serológica no se busca el virus, sino los anticuerpos que se han desarrollado contra él. Se utiliza para evaluar el estado inmunitario de la población o de determinados colectivos, y como complemento de la PCR en algunos casos. Se realiza con una muestra de sangre, que el profesional sanitario extrae. Los resultados se obtienen en 20 minutos.
- Test antigénico. Esta prueba detecta las las proteínas del virus. Cuando un virus entra en nuestro cuerpo y genera una infección, se producen los antígenos, unas proteínas que tiene el virus alrededor para adherirse a las células. Así pues, cuando el test antigénico da positivo significa que estamos infectados. Su principal ventaja es la rapidez y sencillez, ya que cualquier sanitario puede recoger una muestra en cualquier lugar. Sus resultados se obtienen en apenas 10 minutos. Por contra, se han dado falsos negativos cuando la prueba se realiza en momentos muy iniciales de la infección.